El Tren de Medianoche

Eran las 10 y 30 de la noche , cuando me disponía a subir al tren. Después de pasar un par de vagones y dejar la chaqueta, me senté lo más cómodo que pude en lo incomodo del asiento. Dejando volar la mente durante un rato me dirigí al bar de uno de los vagones, había bastante gente charlando y otros tomando alguna cosa. Me senté en una de las sillas y pedí algo para comer, al fondo de la pequeña barra había una chica de ojos claros, yo la miraba con el reflejo de los cristales mientras cenaba, era la chica más atractiva que vi desde hace tiempo. Era morena con el pelo algo rizado, ojos claros. Sus ojos me hicieron que me perdiera en su retina durante unos segundos, al rato termine de cenar y me acerque para preguntarle hacia donde se dirigía, me respondió que estaba de viaje de placer. Me llamo Ricardo, mucho gusto, yo me llamo Judith lo mismo digo. ¿Viajas mucho? me preguntó, intento viajar todo lo que puedo, viajar siempre te aporta cosas nuevas le respondí. A mi me gusta viajar de noche, veo el reflejo de las caras en los cristales y cuando hay luna como hoy mucho más. Es curioso le respondí, hace un momento estaba yo haciendo lo mismo y viendo a través de ellos me encontré con una cara dulce y amable, en ese momento me acerque a ti. Veo que te gusta la luna y eres observador entre bambalinas como yo. ¡Que puedo decirte! eres bonita como ella, ¿pero no serás tan fría como ella?, eso es algo que no debo de responder yo me dijo, el tren pasaba por montañas y por túneles, la luz iba y venia, el reflejo de las caras aparecía y desaparecía mientras yo le susurraba al oído "creo que eres dulce y fría como la pálida luna", me miro cómplice y me susurro, " pienso que eres un candente soñador" me reí suavemente y le dije ¡ a primera vista me has reconocido!, puse cara consciente de incredulidad para ver su reacción, te lo he notado me dijo, bueno intento mostrar la cara más amable, se río y me contesto tienes una sonrisa de pícaro muy bonita mientras seguía riendo. Tomamos una ultima copa le dije, me respondió que si, mientras el tren subía por lo alto de una gran montaña donde la luna se observaba en todo su esplendor, nos sirvieron dos copas y continuamos hablando un rato. Ya terminando las copas me dijo, ¡realmente te parecí antes fría!, le conteste que si, ¡aun te lo parezco! sonreí y le conteste que ya no tanto, ¡pero aun queda mucha noche para saberlo! sonrío tímidamente y me dijo sonriendo, ¿estas ligando conmigo?, yo sonreí y le dije !hay alguna norma que me lo impida!. Me miro a los ojos y me dijo, soñador y rebelde por lo que veo, pero te las puedes saltar esta noche. Le dije qué quieres que sea para ti esta noche, un domador de fieras, un escupefuegos o el rey camaleón, volvió a sonreír y me dijo, eres muy ingenioso tu, tienes chispa, ¡me gusta!, lo de fieras no me va, el escupefuegos me da miedo, me quedo con el rey camaleón pienso que es más apropiado para ti, a que adivino que lo de camaleón es por ser como a los demás les gustaría que fueras un rato, genio, bufón, soñador y artífice de grandes momentos, me equivoco me dijo. En absoluto Judith, no te equivocas "pequeña gran observadora" me sorprendes gratamente le dije, así es, camino entre fantasmas en un mundo de muertos le conteste, rasgos de genialidad a ratos, bufón bastante, si no me río de la vida ella me comerá, en fin la vida es extraña, llueve sobre árido. Bueno creo que el turno es mío, ¡reina de la media noche! le exclame, tu también eres picara pero lo ocultas muy mal, tu sonrisa no me engaña, tienes una sonrisa inmaculada y unos ojos que me invitan a soñar con una candente habitación de tren mientras nos deslizamos por la estrechez del lugar. Su mirada se confundía con el reflejo de la luna, se levanto de la butaca me miro sonrío y exclamo !me acompañas a un lugar con vistas a la luna!, me levante suavemente de la butaca, cogí la chaqueta y nos dirigimos por uno de los pasillos del tren hacia su habitación. abrió la habitación, entramos al pequeño habitáculo, cerro la puerta y en el estrecho pasillo frente a la ventana, nos miramos y nos besamos, pensando en lo mágico del momento, la luna presente como único observador la noche, el movimiento del tren era más suave, nos movía como un alga arrastrada por las olas del mar, ella era suave, estaba ligeramente perfumada en el cuello. Me equivoque al decirte que eras fría como la luna, eres cálida como el sol y dulce como el otoño, ella me respondió ¡mañana estarás a mi lado!, yo le respondí mañana estará el reflejo de la luna.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

heyyyy soy la maka!! x fin creo q esto me va a dejar publicar algo!! jaja, pues nad wapo, q esta muy way tu blog, aunq aun no me ha dado tiempo a leerme todo, la historia del tren sta xula...
un besiko mu mu grandeeeeeeeeee d la tia maka. muakkksss