la Decision Del Cometa



A.Lewis

Mi Sueño Familiar

Tengo a veces un sueño penetrante
De una mujer desconocida a la que amo y que me ama
Y que no es, cada vez, en absoluto la misma
Ni es otra, y me ama y me comprende.

Porque ella me comprende, y mi corazón transparente
Para ella sola, ¡ay!, cesa de ser un problema
Para ella sola, y los sudores de mi frente pálida
Ella sola los sabe refrescar, llorando.

¿Es morena, rubia o pelirroja? Lo ignoro
¿Su nombre? Recuerdo que es dulce y sonoro
Como los de los amados que la vida exilia.

Su mirada es parecida a la mirada de las estatuas
Y, en su voz, lejana, calma y grave, tiene
La inflexión de las voces queridas que se han matado.


P.Verlaine

miradas putas

Sentado en una silla de hierro con la pintura roída por el desgaste, nos sentamos, observamos esas intermitentes miradas de la chica morena que nos sirve gentilmente raciones de comida vino y miradas lascivas a través de su verde pupila. Se ríe, mira y se contornea como una serpiente en celo moviendo la cintura y su más que apetitoso trasero. Mientras tanto su novio observa atento todo lo que sucede a su alrededor, con la mirada fijada en nuestros rostros. Su malestar va creciendo en detrimento de nuestra mirada salvaje y obscena hacia su putita en celo, la chica sirve a otra mesa, suavemente camina hacia él con un café en la mano, se sienta a su lado, conversa un escaso minuto con él y le besa en los labios mientras se gira a mirarnos. Pobre gacelita, tan perra y tan puta que le da igual caer en las manos de un títere o de un domador de circo. Lo importante es caer en un vacío sin eco donde solo haya postores que paguen monedas de oro para cubrir de fatalidad sus interesadas cuevas de nocturnidad y lujuria. El lado oscuro de la "nueva" cazadora, relampagueando sus esencias por donde va, maltrechos liberadores de esperma desde tiempos inmemoriales han pasado a las páginas de los libros y a los más gratos recuerdos. Ave, Dionisos